lunes, 15 de diciembre de 2014

Adictos a la escritura: ¿Y si fuera...?

Hola a todos. Hoy traigo una entrada participando en el proyecto del mes de Adictos a la escritura. En esta ocasión se trataba de situar el relato en otra época histórica, incluso con personajes reales de dicha época. Yo he elegido el siglo XVIII-XIX, teniendo como protagonista a Robert Fulton, ingeniero que creó uno de los primeros barcos de vapor usados comercialmente. No tengo mucha idea de escribir nada histórico, pero he hecho lo que he podido.

De máquinas que se mueven y corazones que bombean sentimientos

Robert Fulton no se rendía fácilmente. Sus numerosos viajes entre Europa y América daban fe de ello, y aunque la primera vez que abandonó su natal Pensilvania lo había movido un acercamiento al arte inglés, había derivado en un interés cada vez más creciente en la investigación y la invención. 
Se había movido mucho desde que oyó por primera vez, cuando aún no había llegado a la adolescencia, un testimonio fidedigno acerca de la máquina de vapor, de boca de William Henry. Le encantó su funcionamiento, y quiso construir algo que  funcionara con ella. Y es que crear cosas, del género que fueran, siempre le había parecido una experiencia fascinante.

Por eso estaba tan orgulloso mientras surcaba las aguas del río Hudson, sobre su gran monstruo acuático. Había fracasado anteriormente, sí, el primer barco que construyó se hundió como hierro en el agua; el segundo navegó valiente por el Sena sin llegar a ser funcional. Pero 1806 parecía ser su año, y el Barco de Vapor del Río Norte surcaba las aguas impetuoso, con sus grandes palas comiendo metros más rápido que cualquier barco de vela. 
Podía escuchar los gritos de su hombre de confianza, dando ánimos a los trabajadores para que alimentaran las calderas. Su preciada máquina de vapor, esa que por fin impulsaba el barco como él quería, dejaba sus volutas de humo en una estela grisácea que cualquier observador, y había muchos tanto en la orilla del río como en pequeños barcos alrededor, podía apreciar.

Tenía mucho que agradecer y él lo sabía. Siempre había intentado compensar un esfuerzo a los que le rodeaban, y muchos le habían acompañado en su recorrido, tanto físicamente como en su extensa documentación: el marqués Claude de Jouffroy, con su barco de paletas; el duque de Bridgewater, dejándole su canal para sus investigaciones… Sin duda el trabajo de William Symington con los barcos de vapor había sido también determinante para él.

Apoyada en la barandilla, con el pelo volando en mil formas imposibles a su alrededor, se encontraba su mujer. La espalda recta, la barbilla alzada como una reina, y una mirada tan dulce que era capaz de derretir hasta la más férrea voluntad. Ella lo anclaba a la realidad, no dejando que la locura de la investigación y las máquinas lo llevara con él, lo alzaba en los momentos de duda.
 A pesar de ser algo escandaloso para los cánones establecidos, su amor estaba muy por encima de lo que la sociedad pudiera pensar, así que se acercó a ella pegando todo su cuerpo a su costado, y poniéndole el brazo alrededor de la cintura. Con una pequeña inclinación, le dio un suave beso detrás de la oreja. Ronroneó satisfecho al notar su estremecimiento ante la leve caricia.

─¿Qué piensas, mi amor?
─Que no podría estar más orgullosa de ti.

Una sonrisa de satisfacción se extendió por su rostro. Que ella se sintiera así hacía que su alegría fuera mucho mayor. Catherine Livingston nunca había sido una mujer fácil de contentar.

─Todo esto es gracias a ti ─después le tocó la barriga con amor, mientras miraba al horizonte─. Y gracias al pequeño que llevas ahí. La ilusión mueve montañas.
─Tendrás mucho que enseñarle, Robert.

Entonces recordó la oferta que había recibido unos días antes, y su semblante se endureció levemente. Nadie lo notó, era un hombre acostumbrado a manejar a su antojo su temperamento. Pero la incertidumbre estaba ahí. Fue la llamada de su colega Bell la que le informó de que un tal lord Richard Klivington quería adquirir su submarino, el Nautilus. Le sorprendió tal noticia, ya que eran pocos los que tenían conocimiento de que aún lo conservaba en un embarcadero de Inglaterra, pero así era. A pesar de haber resultado un proyecto frustrado, ya que nadie había querido seguir financiándolo y no lo habían considerado apto para el ejército, no había podido deshacerse de él.

Quizás fuera su lado romántico, pero en sus viajes a Londres siempre lo visitaba, acariciaba su interior, su exterior de cobre. A Catherine le encantaba besarlo en  aquella pequeña nave que tan poco había navegado. Ahora un desconocido quería hacerse con ella. De hecho había llegado a intercambiar correspondencia con él directamente, y lo que más le había llamado la atención eran sus motivos. Puede que fueran aquellas razones las que le estaban llevando seriamente a plantear vendérselo. Porque para su sorpresa, lord Richard Klivington quería el submarino para que su querida esposa pudiera ver algunos animales marinos. ¿Quién se gastaría miles de libras en algo así? Porque esa era otra de las cosas que le llamaba de manera poderosa la atención. Aquel loco estaba dispuesto a gastarse una cantidad indecente de dinero, cantidad que él sabía muy bien que no valía. Y aunque el dinero no era en ese momento un problema para él, no era tan tonto como para saber que en unos años las cosas podrían estropearse, y tanto a él como a su descendencia le vendría bien tener un seguro guardado.

Soltó a su mujer para tomar la barandilla con ambas manos y apretarla fuerte. Después la buscó con la mirada. Ella ya lo observaba, todos sus sentidos puestos en él. Todo el mundo debería disfrutar de una atención tan amorosa al menos una vez en la vida.

─¿Lo vendo?

No hacía falta especificar, ella sabía de qué hablaba.

─Siempre podrás hacer uno nuevo y mejor ─lo miró de esa forma profunda que iluminaba lugares de su mente desconocidos para él mismo─. Sí, sabes que es una oferta muy generosa.
─Un derroche.
─Eso es cosa suya, Robert. No obstante, siempre puedes preguntarle el porqué.

Robert asintió, mientras se inclinaba sobre su mujer y le daba un escandaloso beso en los labios. Un mes después se reunía con lord Richard Klivington en un embarcadero de Inglaterra. El Nautilus les observaba curioso, con el frío cobre reflejando la rara claridad de aquel día.

─Bueno, ya es todo suyo, como hemos acordado. Creo que no le será nada complicado conocer los fundamentos del mismo, dada su formación.

El lord había resultado ser un ingeniero bastante afamado en sus círculos.

─Sin duda sus indicaciones me serán de gran ayuda.

Ambos hombres estuvieron divagando durante un tiempo sobre los materiales y el funcionamiento del submarino. Cuando ya se disponían a despedirse, Robert Fulton llamó la atención del que ya era el dueño del Nautilus.

─Usted podría haber fabricado uno igual, ¿por qué comprar el mío?

Lord Richard Klivington se quedó un rato mirando el submarino, y el agua que se expandía tras el mismo. Después con una sonrisa sincera lo miró.

─Siempre es más fácil partir de un punto de referencia sólido ─indicó señalando la embarcación. Después su risa se hizo más atrevida─. Además, mi esposa tiene ardientes deseos de ver lo que hay bajo la superficie del mar. ¿Quién podría contradecir a una dama?

Robert rió con aquel hombre mientras meneaba la cabeza, comprensivo.

─Nadie en su sano juicio, sin duda.

Ambos hombres partieron cada uno a su destino. Uno con cierta añoranza, el otro con cierto anhelo. Porque el último deseaba hacer feliz a su esposa cuanto antes. También perfeccionar aquella máquina.

Años después conseguiría hacerla navegar desprendiéndose de los trabajosos pedales, con un motor de combustión interna, antes de que Beau de Rochas lo describiera y Otto después también, haciéndolo funcional. La leyenda cuenta que antes de su muerte, lord Richard Klivington vendió su Nautilus, un submarino mucho más notable ya, al capitán Nemo, que trabajó duro con él durante un tiempo, ampliándolo y perfeccionándolo, antes de echarse a la mar con sus hombres en busca de mil aventuras. 

Muchas gracias por leer. Muchos besos.

lunes, 3 de noviembre de 2014

"Amor con amor se paga" Sarah MacLean

¡Hola a todos! Feliz inicio de semana en primer lugar. Hoy vengo a informaros de la última novedad en romántica de ediciones Versátil, “Amor con amor se paga”, de la autora Sarah MacLean, que ya deleitó a muchos con su serie Love by Numbers.

En esta ocasión este libro pertenece a la serie Las reglas de los canallas, siendo el segundo de ellos. Sale a la venta hoy tres de noviembre tanto en formato papel como en ebook. Aquí os dejo la sinopsis:


Pippa sabe lo que quiere… Pero solo un canalla sabe lo que desea.
Lady Philippa Marbury es… rara. A pesar de ser hija de un marqués, Pippa está más preocupada por los libros que por los bailes, por la ciencia que por disfrutar de la temporada, por su laboratorio que por el amor.
La brillante joven arde en deseos de casarse con su simplón prometido y vivir el resto de su vida tranquila, rodeada de sus perros y de sus experimentos científicos, pero antes de que eso ocurra tiene por delante catorce días para investigar sobre las partes más misteriosas y excitantes de la vida conyugal.
No es demasiado tiempo, así que para satisfacer sus objetivos necesita que la guíe alguien familiarizado con los rincones más oscuros de Londres.
Necesita… un canalla.
Necesita a Cross, el inteligente propietario de uno de los más exclusivos clubs de juego de Londres. El hombre con la reputación perfecta para mostrarle el lado perverso de la vida. Sin embargo las reputaciones a menudo esconden oscuros secretos y, cuando la poco convencional Pippa le propone que la instruya en la parte científica de las emociones, Cross tendrá que recurrir hasta a la última gota de su fuerza de voluntad para resistirse y no dar a la dama mucho más de lo que está reclamando.

Yo me estoy el primero de la serie, Un canalla siempre es un canalla y me encanta, no solo la historia, sino la forma de contarla y los detalles que elije para meterte en una escena, tengo que decir que muy bien cuidados y evocadores.

También os dejo el link a una entrevista que le han hecho con motivo de su lanzamiento pinchando AQUÍ.

Gracias a Eva Olaya de ediciones Versátil por la información.

Muchos besos para todos

martes, 9 de septiembre de 2014

Amanecer contigo. Noelia Amarillo

¡Hola a todos! Podría dar muuuuchas explicaciones de porqué no he hecho entradas en los últimos meses, o quizás ninguna, porque ha sido la falta de tiempo por la dedicación a otros menesteres. Pero hoy he visto la nueva publicación de Noelia Amarillo, y me apetecía compartirla con vosotros (si es que queda algún bendito que aún se pasa por este rincón). Siento mucho el abandono de este blog, no puedo decir que curso seguiré con él. Pero si puedo decir que me sigue encantando: el blog, leer y escribir.

A lo que vamos, Noelia Amarillo sacará próximamente, en concreto el 9 de octubre, con la fantástica editorial Terciopelo, su nueva obra llamada: Amanecer contigo. Aquí os dejo la portada, que sí, me gusta mucho, como el título, muy sugerente (Amanecer con alguien siempre implica haber estado algún periodo de la noche con ese alguien, ¿no?)


Y aquí os dejo la sinopsis, en la que observamos que Noelia se sale de lo contemporáneo, para trasladarnos a un año 1916 que estoy segura estará muy bien llevado:

Barcelona, 1916. En su lecho de muerte, Oriol, la oveja negra y único heredero de la acaudalada familia Agramunt, confiesa que tiene un hijo que nadie conoce. El patriarca de los Agramunt, Biel, decide encontrar a su nieto y un mes después, cuando Lucas regresa a su casa en la Barceloneta le espera un lujoso automóvil aparcado frente a su puerta.A partir de ese momento, la vida de Lucas dará un giro radical: deberá abandonar la única vida que ha conocido, será educado con disciplina y se enfrentará a los otros aspirantes a la herencia de su abuelo.
Encerrado entre los muros de una suntuosa mansión y mientras intenta adaptarse a ese mundo desconocido que lo rechaza, conocerá a Alicia, la joven que le ayudará y le enseñará lo que es el amor y hasta qué punto estar atrapado puede ser la salvación de un hombre.

Veremos que nuevas aventuras nos depara esta historia. ¿Os animáis a leerla? 
Un abrazo y gracias por leer.

jueves, 27 de marzo de 2014

Adictos a la escritura: El desafío. Fase 2.

Hola a todos. Hoy traigo mi participación en el grupo Adictos a la escritura, que consiste en que un miembro del grupo ha escrito un párrafo, y el otro miembro tenía que continuar un relato a partir de ese inicio de historia. Mi párrafo de inicio ha sido de AngieL12, muchas gracias porque me ha encantado escribir este relato. Aquí os lo dejo:

Destello rojo

Me detuve un minuto mientras respiraba con dificultad. Miré el bazar con un mareo febril, y como un golpe, el olor del lugar me invadió, sentí todo tipo de olores picantes con una combinación de tierra y sudor, al parecer sólo yo lo notaba. Me concentré y busqué con la mirada esperando encontrarla, su vestido era rojo, fácilmente confundible con el otro millar de tonos iguales que alcanzaban mi vista. Estaba seguro de que si no la encontraba en ese instante, no la volvería a ver. La idea sola fue peor que la batalla de voces y gritos a mi alrededor.

Un mercader regateaba con unos hombres con aspecto de turista. Sus voces estridentes me taladraban la cabeza impidiendo concentrarme. El sol calentaba inclemente, cegándome, por lo que me llevé una mano a la frente haciendo de visera para intentar ver mejor. Observé que a la derecha había unas escaleras que subían a una pequeña torre, vacía al parecer, y sin pensarlo me lancé a la carrera hacia allí. A los sonidos del lugar se sumó mi corazón, que martilleaba con fuerza en los oídos, y las pisadas de mis botas que luchaban escalón tras escalón por llegar a la torre de piedra. Una vez arriba me lancé al borde del mirador, oteando aquel mercado presidido por una nube de polvo que cubría todo. Busqué entre la multitud mientras maldecía para mí.

La misión tenía que ser sencilla, el enlace Sherezade nos llevaría hasta el taller donde se suponía estaban fabricando armas que se vendían en el mercado ilegal de Europa, nosotros capturaríamos al líder de ese taller y le ofreceríamos una recompensa más jugosa que la que le ofrecía su superior, la figura clave en todo esto, para que nos vendiera su ubicación.  En el transcurso de la operación apresaríamos a quién pudiéramos y desmantelaríamos aquellos negocios ilegales que no interfirieran con el fin último de la misión, Joel Micaf. Pero en mi trabajo en el ejército he aprendido que nada suele salir a la primera. También que nunca te puedes sentir atraído por ninguna de las personas inmiscuidas en la misión. Y lo más importante, nada es lo que parece, aunque tenga aspecto de ángel y sea tan preciosa que despierte la ira de la diosa de la belleza. Porque el enlace Sherezade había resultado ser la hermana de Joel, y cuando se enteró de que el objetivo era él, dejó de ser fiel al ejército para intentar proteger a su hermano. No me cabía en la cabeza como era posible que una mujer tan excepcional, tuviera como familia un ser despreciable como aquel tipo. Responsable de tráfico ilegal y trata de blancas, entre otros muchos delitos, lo teníamos en el punto de mira desde hacia tiempo. Pero no creía que ella supiera de todos sus delitos, las sociedades mafiosas solían ser tan herméticas, que ni siquiera el segundo a bordo lo sabía todo.

Seguí observando el horizonte y entonces la vi. No me cabía duda que era ella, porque llevaba en el hombro la maleta con toda la documentación conseguida, que permitiría inculpar a Joel. Fui a darme la vuelta para bajar a la carrera la escalera, cuando escuché en el pie de la torre voces que gritaban:

—¡Cogedlo! ¡Está ahí arriba!

El corazón se me disparó de nuevo, podía notar como la adrenalina desbordaba mi torrente sanguíneo. Aproveché ese aporte de energía para buscar una salida, y como casi siempre la encontré. Un tejado se encontraba a la izquierda, a unos dos metros de distancia, así que sin pensarlo me encaramé al borde del muro y salté. Después comprobé si uno de los tubos que bajaban del techo al suelo estaba bien anclado a la pared, y bajé por el mismo arañándome las manos en el descenso. Pero me daba igual, necesitaba llegar a ella. Por la misión sobretodo, pero también por mí. Quería descubrir que había significado el encuentro de la noche anterior, ese beso descarnado en la oscuridad, la huída posterior sin darme ninguna explicación. Sabía que nos había traicionado, pero necesitaba hablar con ella.

Me abrí paso entre la multitud que compraba y vendía en aquel mercado, oyendo las imprecaciones de aquellos a los que empujaba, notando como en mi carrera iba pisando algunas frutas que habían caído al suelo. Había dejado de ver a la mujer de rojo, pero sabía que iba en la dirección adecuada, mi sentido de la orientación rara vez fallaba. Seguía oyendo las voces de mis perseguidores a mi espalda, cada vez más cerca, cada vez más enfurecidas.  Intenté contactar con mi equipo varias veces, pero las comunicaciones hacía rato que parecían no funcionar. Seguí corriendo sin prestar atención al agotamiento que atenazaba cada músculo de mi cuerpo, llevaba dos noches sin apenas dormir, y casi no habíamos probado bocado. De pronto, como una chispa de fuego que atraviesa el horizonte, detecté la presencia de Sherezade que se movía como una gacela entre la multitud, girando un callejón a la izquierda y desapareciendo de la calle principal. Aceleré aún más y seguí el recorrido que ella había trazado, pero al meterme en aquel callejón observé que no había nadie.

Era imposible que hubiese llegado al otro extremo, miré hacia arriba, por si había alguna escalera que podía haber tomado. Me quedé allí plantado unos segundos, mirando las puertas cerradas que salpicaban la oscura calleja. Si abría cada una de ellas conseguiría que me pillaran los hombres de Joel. Y eso no me lo podía permitir, no me apetecían días de tortura en sus manos. Cuando empecé a avanzar hacia el fondo del callejón, una mano salió de la nada y con un fuerte tirón me arrastró al interior de una habitación a oscuras. Noté como unos dedos delicados me tapaban los labios, inhalé profundamente y no me cupo de duda de que era ella, Sherezade. Su olor a limón y menta me impregnaba cada sentido impidiéndome pensar con claridad.

—Por favor, no digas nada, estas calles no son seguras —por una fina rendija que no estaba tapada por la cortina, entró un rayo de sol que iluminó sus ojos negros como la noche; en ellos brillaba la preocupación y algo más que no supe definir—. Solo te puedo dar parte del contenido de esta bolsa, el resto me lo tengo que reservar hasta investigar si todo esto es cierto.

—Créeme que lo es, llevamos tras su pista muchos meses.

—Las cosas no son tan sencillas, Marco, tú solo conoces una versión de los hechos. Necesitas una vista de caleidoscopio para entenderlo en profundidad.

—Comprendo que no quieras ver la verdad, Shere, pero las pruebas…

Estaba frustrado, necesitaba que comprendiera y no sabía como hacérselo ver.

—Sólo es tu verdad, y recuerda que yo tengo las pruebas Marco.

Su tono contundente me dejó claro que no cambiaría de opinión. Cogiéndome la mano depositó un grueso sobre en mi palma, cerrándome después el puño abrazando mis dedos. Después me empujó hacia la puerta, pero justo antes de abrirla, presionó el cuerpo contra el mío y sentí como sus labios me acariciaban la boca. Intenté retenerla, profundizar en aquel beso, pero fue tan fugaz que antes de darme cuenta estaba en el callejón polvoriento. Desorientado por las sensaciones que me invadían, avancé por el callejón, para salir a alguna calle principal, cuando noté pisadas a mi espalda.

—¡Ahí está!

Sin pararme a pensar corrí como alma que lleva al diablo, y cual fue mi sorpresa cuando al llegar al fondo de la calle un jeep me esperaba con dos de mis compañeros dentro.

—Joder Marco, que puto susto nos has dado.


El coche comenzó a abrirse paso por las calles de la ciudad a toda velocidad. Mientras, abrí el sobre y entre un montón de papeles y lápices usb, encontré un móvil. En un post-it rezaba un “Te llamaré. Tenlo encendido”, que me arrancó una sonrisa, mientras apretaba el sobre con fuerza, para que no se me escapara de las manos. 

¡Muchas gracias por leer!

miércoles, 26 de febrero de 2014

Me enamoré mientras dormía

Hola a todos. En primer lugar os quiero desear un día estupendo, porque todos los días deberían de tener al menos su ratito genial, ¿verdad? Hoy quería informaros sobre la presentación del libro Me enamoré mientras dormía, de la fantástica escritora Moruena Estríngana. He tenido el placer de ir y presentar una de sus obras, El círculo perfecto, y os puedo decir que además de ser muy buena contando historias, es una persona increíble. Por eso os animo a que os paséis este sábado 1 de marzo por la librería Yakata, en Murcia, y asistáis a la charla sobre su última obra, amenizada por Esther Romero Murcia. Os dejo el cartel de la presentación por aquí:


También os dejo la sinopsis de Me enamoré mientras dormía, que seguro os llamará la atención si os gusta el género romántico:

Mi nombre es Haideé. Han pasado tres años desde que desperté del coma, pero aún siento como me estremezco cada noche cuando sucumbo al sueño.
Y lo que es aún más intrigante, noto como mi subconsciente trata de decirme algo. ¿Qué? Eso sin olvidar que mi mundo es un caos: mi madrastra quiere destruir mi vida anónima, lejos de lujos y gente superficial. Mi hermana quiere hacerme la vida imposible a toda cosa.
El hijo rico de un amigo de mi padre no acepta un no por respuesta. Y lo que es peor de todo: me estoy enamorando de alguien que no solo me hará daño, si no que es un imposible, porque su pasado no gustará nada a mi padre y si este se entera de mi atracción por el chico malo de la clase, hará cualquier cosa por separarme de él. Incluso volver a meterlo en la cárcel..

Por último quería destacar lo mucho que me ha gustado el pedido que he recibido de la editorial Nowevolution, a la que ya había pedido con anterioridad otro libro, El diario oscuro de la autora Karol Scandiu. En esta ocasión, además del libro de Moruena, me han mandado de regalo Nómadas, de Laura Kjoge, y unos marcapáginas monísimos. Además la edición de esta editorial es preciosa, y en general me ha encantado todo, por no hablar de los gastos de envío gratuitos. Un lujazo.

Muchos besos y gracias por leer. 

martes, 28 de enero de 2014

Adictos a la escritura: Escritura sorpresa

Hola a todos, hoy vengo a traeros mi contribución del mes al grupo de Adictos a la escritura. Mi relato, Un beso furtivo, es del género romántico que me tocó por haber elegido la siguiente fotografía: 




El relato además está basado en parte en la misma. Aquí os lo dejo:


Un beso furtivo

─Shhhh, no muevas ni un solo músculo, Canalla.

Canalla me mira de un modo muy peculiar, estira mucho las orejas y mueve el rabo varias veces, como esperando ver mi próximo movimiento. Pero me llevo un dedo a los labios y parece entenderlo, porque se deja caer en la alfombra resignándose al aburrimiento. Sigo caminando de puntillas hasta llegar a la puerta, no puedo evitar que me tiemble un poco el pulso cuando cojo la manecilla y empujo hacia abajo. La puerta cede con un leve chirrido que hace que el corazón me martillee a más revoluciones que cuando juego un partido de baloncesto.

Escaparse de casa no es fácil, sobre todo cuando no lo has hecho nunca. Además el llevarme bien con mis padres hace que me sienta como una verdadera cretina, pero no soporto la irracionalidad, y hoy sus razones para no permitirme ir a la fiesta de Roberto han sido tan inconsistentes que casi daban risa. Se reducían a una, que tengo diecisiete años y todo el mundo sabe los desfasadas que son esas fiestas. Yo también. Pero no es por eso por lo que quiero ir, sino porque allí estarán mis amigas, gente del instituto y totales desconocidos. Y a pesar de que suelo aparentar pasotismo por el género masculino, lo cierto es que creo que ahí afuera hay un príncipe azul para todo el mundo, y yo no quiero cerrar las puertas de mi castillo al mío. Si hay una oportunidad de conocer gente y pasarlo bien, no hay que dejarla escapar.

Cuando consigo cerrar la puerta de mi casa, espero unos segundos, expectante ante cualquier ruido que llegue del interior, pero el silencio más absoluto es la única respuesta que recibo. Dejo escapar todo el aire que sin ser consciente he estado reteniendo y corro hacia el ascensor. Llamo varias veces, aún no me creo que lo haya conseguido. Me quito el gorro porque necesito hacer algo con las manos, bajo la cabeza para airear mi melena lisa intentando darle un poco de volumen, la sacudo un par de veces y la echo hacia atrás con un movimiento brusco.

Y allí está él. En cuanto nuestras miradas colisionan noto como un calor insoportable se instala en mis mejillas. Él me observa durante unos milisegundos que parecen años enteros, y finalmente sonríe. Mi vecino, el chico de arriba. Sé que suena a novela romántica, pero es que este es un verdadero príncipe. Alto, moreno, misterioso, y muy educado. Ya va a la universidad, y mira con la seguridad de aquel que sabe que puede desnudarte el alma sin tocarte.
Me doy cuenta demasiado tarde de que tengo que subir al ascensor para no parecer una estúpida. El problema es que él está dentro, y me roba el aire para respirar, es la única explicación que le encuentro a la asfixia que me produce su simple presencia. Me obligo a tomar aire un par de veces, rezando para no tener que hacerlo de nuevo hasta llegar a la planta baja.

─Hola Maite, ¿cómo estás? ─su voz ronca penetra en cada poro de mi piel. 

Recuerdo que sabe mi nombre porque hemos hablado varias veces. Nos hemos mirado muchas más. Demasiadas. Demasiadas pocas.

─ Bien, ¿y la universidad, George? ¿Está siendo muy dura?
─No mucho, me encanta lo que hago ─me mira con curiosidad, no puedo despegar los ojos de él, pero siempre lo he visto tan inaccesible…─. ¿Qué llevas ahí?

Señala hacia mi bolsa y no puedo evitar sonrojarme de nuevo. He hecho unas galletas para la fiesta, saco los tres sabores diferentes y me los pongo sobre la palma de mi mano una encima de otra.

─ Fresa, limón y pistacho, ¿qué prefieres?

Él me mira a mí, después a las galletas y después a mí otra vez. Las puertas del ascensor se abren, pero ninguno hacemos nada por bajar.

─Tú te comes una y yo otra, ¿te parece? ─su tono sensual me hace fijarme en sus labios, y me pregunto qué sabor tendrán cuando se coma la galleta.
─Por mí estupendo.

Extiendo la palma de la mano y veo que coge la de fresa. Yo cojo la de pistacho. La cobertura está un poco durita, así que aprieto hasta llegar al centro del sabor. No quiero perderme nada de su expresión, al principio cierra los ojos y no dice nada. Con cualquiera me daría vergüenza la situación, pero con él es diferente. Siempre me he sentido cómoda en su compañía, como si nuestras esencias bailaran la misma melodía.

Después abre los ojos, busca los míos y se queda allí clavado de nuevo. Y veo algo nuevo en su mirada, un brillo peligroso, como de reto. Sus labios se curvan en una sonrisa felina y no puedo evitar tragar saliva. Para romper el silencio digo algo estúpido:

─Seguro que no has probado algo tan delicioso en tu vida.
─Desde luego que no, pero me gustaría probar otro sabor ─más que hablar ronronea de una forma sofocante que se me mete bajo la piel.

Le ofrezco la galleta que queda aún en la palma de mi mano, él alarga la suya hasta cerrármela en un puño con una caricia, y aprovecha para cogerme del antebrazo acercándome a él.

─No es ese el sabor que me apetece, Maite.
─No te preocupes, puedes coger el que quieras...

Mientras lo digo, agacho la cabeza hacia la bolsa, pero no puedo rebuscar mucho, porque con una de sus fuertes manos me coge debajo de la barbilla obligándome a mirarlo. Y se me corta la respiración por tenerlo tan cerca, y solo quiero dejar de respirar cuando acerca sus labios a los míos y me acaricia con su lengua.

─No se me ocurre nada más delicioso para probar que tu sabor mezclado con el mío.


A continuación hace lo único que se puede hacer en estas situaciones, besar como si tu vida dependiera de ello, y realmente es lo que siento en ese momento. Sus labios sobre mi boca, su lengua acariciando mi interior, su aliento entrelazándose con el mío. Tengo un cortocircuito cerebral que no me preocupa, solo quiero que este beso se eternice, se haga inmenso en el tiempo y que nadie llame al ascensor en los próximos treinta años. Me rio por dentro, al final creo que hoy George será mi destino. 

Muchas gracias por leer. Besos para todos.

domingo, 5 de enero de 2014

Sinfonía de amor. Helena y Al Valeri.

Hola a todos, os saludo después de bastante tiempo sin hacer una entrada, así voy últimamente. En cualquier caso espero que hayáis pasado unas fiestas lo mejores posibles, y que estéis recibiendo con ilusión, esperanzas y sueños este nuevo año, 2014, que deseo que sea muy feliz para todos vosotros. Y hablando de sueños, hoy os quiero hablar sobre la última novela que me he leído, Sinfonía de amor, de Helena y Al Valeri.



Porque si de algo habla esta obra, es de sueños: sueños por cumplir, sueños anhelados, sueños inconclusos. Con una sinfonía y cadencia rebosante de sentimientos en sus letras, una de las protagonistas de esta historia, Ariadna, nos insta a que persigamos con devoción nuestros sueños y no paremos en nuestro empeño hasta conseguirlos con uñas, dientes y lo que haga falta, siempre respetando también los anhelos de los demás (y aquí he citado a la autora).

Sinfonía de amor nos cuenta la historia de dos amigas del alma, Ariadna y Ayesha, que disfrutan de pasar todos los días juntas viviendo aventuras. Pero tras un accidente fortuito, verán truncadas sus vidas y proyectos descubriendo un gigante con el que les será muy difícil luchar. Aún así, Ariadna dará una lección de vida a todas las personas que la quieren, a su público, ya que es cantante de un grupo heavy gótico, y a todos en general, con sus palabras y sus acciones, llenas de una fuerza y energía que trasmite en cada página.

 No os quiero desvelar mucho, ya que la novela es de 78 páginas, y quiero que como yo lo descubráis todo paso a paso. En cuanto a la escritura al comienzo me ha resultado confuso en algunas ocasiones, porque narra contando la historia a una segunda persona pero en otras partes cambia a una primera persona. Lo cierto es que maneja este recurso bien, y cuando utiliza la segunda persona lo veo como un estilo indirecto de diálogo. Es cierto que algunos términos me han resultado extraños porque son procedentes del dialecto de la zona de América latina, aunque es muy fácil entenderlos por el contexto. Quizás como inconveniente diría que algunas partes de la historia me han resultado algo repetitivas porque describe mucho ciertos sentimientos y sensaciones, y quizás prefiero más diálogos directos, que los que hay me han parecido algo rígidos, pero la impresión general ha sido positiva.

Hay otras partes que me han parecido realmente preciosas, ya que la autora tiene una narración bella, que va mejorando conforme avanzas en la historia.

Como temas principales he encontrado, como no podría ser de otra manera dado el título de la historia, la música que suena de fondo en todas las páginas y que la autora defiende como vehículo de la cultura. También ha retratado muy bien lo convulso de las calles, el sin sentido de la violencia, que nunca servirá para unificar opiniones, sino para destruir y distanciar más a unas personas de otras. Y es que la tolerancia es fundamental como antídoto contra esa violencia, el respeto a la diversidad de opiniones, ya que todas son válidas, y con el buen hacer de cada persona se van poniendo granitos de arena para conseguir un mundo mejor.

Por último destacar como me ha encantado el proclamo que hace Ariadna resaltando ese “carpe diem” que todos conocemos, ese disfrutar del momento presente, cada maravilloso minuto de vida, de aire que respiramos, porque es un regalo que vale más que nada en el mundo. Algo que me recuerda una frase que leí en una novela, “elevar lo cotidiano a la categoría de extraordinario”, porque lo es (mil perdones por no poner el título de la obra a la que pertenece, no lo recuerdo).  Eso y el amor que damos y que recibimos, que alimenta el alma y el corazón, es lo más importante en esta vida junto con la salud para disfrutarlo. Y otra de las cosas que nos dice en esta línea, es que no dejemos de perseguir cada uno de nuestros sueños hasta hacerlos realidad, porque la ilusión mueve el mundo y llena de vida.

El final de esta historia es totalmente inesperado y triste, pero acertado y bueno;  deja con ganas de saber mucho más, la última página me ha encantado. Con sus más y sus menos, me ha encantado lo que esta historia trasmite, un mensaje lleno de sentimiento y contenido susurrado como una melodía que llega al corazón.

Muchas gracias al autor por permitirme leer su historia.

Abrazos y besos