- ¿Está todo?- preguntó Esther con seguridad levantándose de la silla que había frente al inspector de policía.
- Sí- él la miraba debatiéndose entre la duda y la compasión. Y ella ya no soportaba ni un solo gramo más de conmiseración, había sido la melodía de su vida durante demasiado tiempo-. ¿Seguro que no necesita nada más por nuestra parte?
- No, gracias.
Esther extendió la mano apretándosela con fuerza, lo miró brevemente a los ojos transmitiéndole toda su gratitud y se marchó. Y cuando salió por la puerta de la comisaría, le pareció que el sol brillaba de forma diferente. Más vivo, más cálido, más brillante. O quizás era ella la que por fin podía sentirlo sobre la piel, acariciándola suavemente. Aunque dudaba de su capacidad en saber identificar una caricia. Desde hacia años el único contacto físico que conocía eran los golpes; brutales, inmisericordes y desgarradoras caricias que arrasaban todo a su paso. El miedo se había apoderado de ella en muchas ocasiones, pánico porque a cada golpe que él le daba, su corazón se endurecía un poco más. Miedo de volverse tan insensible que un día le llegara el golpe maestro, aquel que la llevaría a los dulces brazos de la muerte, y no pudiese hacer nada por luchar y no caer en sus redes. Porque ella no quería morir. Aunque hubiese sido muy fácil dejarse llevar por los suaves cánticos de la muerte, con promesas de acabar con el dolor que tan fuertemente la sacudía, ella tenía que vivir para su pequeña Violeta.
Por eso vio con total claridad el momento perfecto, cuando la bestia se alzó ante ella con un cuchillo. Nunca antes había utilizado ningún arma. Sus puños, y sus aún más temidas palabras envenenadas le habían servido para destruirla hasta reducirla a un despojo. Pero ella era un residuo en el que todavía brillaba la llama del amor, esa chispa que una vez él había prendido, pero que tan dolorosamente se había encargado él también de apagar. Y esa llama solo mantenida ya por su hija, le hizo tener lucidez, para que cuando el cuchillo estaba a milímetros de su estómago, abrazar a su enemigo en una muestra de sumisión. Porque eso movía sus actos despiadados, un intento de controlar aquello que un día él también amó, y que solo había sido capaz de conservar destruyendo. Y en medio de ese falso abrazo, cuando su pareja relajó un poco la mano en la que tenía el cuchillo casi dejándolo caer, ella lo cogió con fuerza dirigiéndolo a la parte baja de su estómago y hundiéndolo en el mismo. Con la rabia inconmensurable del aquel que ha sido traicionado por aquel que más ha amado.
Esther colocó en su silleta de viaje a su pequeña Violeta, se montó en su monovolumen y arrancó el motor. El ruido penetró en su cabeza, barriendo los recuerdos por un tiempo. Ella no quería olvidar, los recuerdos son las fotografías de nuestra vida, y aquello que nos va construyendo. Ella solo quería volver a ser la mujer segura, decidida y fuerte que antes había sido. Y viva, sobre todo quería llenarse otra vez de vida. Así que pisó el acelerador con fuerza, bajando el cristal y dejando que el aire penetrara por su nariz llenándola de la energía que necesitaba en aquel viaje. Miró por el retrovisor, y vio como su pequeña le sonreía mientras decía aún sin nitidez mamá. Y eso le dio las fuerzas suficientes para lanzarse en la búsqueda de un nuevo amanecer.
¡Muchas gracias por pasar!
un relato precioso, que trata un tema complejo. La canción pega perfectamente y queda genial!
ResponderEliminarHola, hola!
ResponderEliminarMuchas gracias por el comentario, valla; tu historia me ha impactado bastante, ademas de que en si es compleja me dejo anonadada la valentia de Esther al final, no solo porque pudo salir viva de eso sino porque, curiosamente yo también me llamo así. Así que no se, supongo que por eso lo sentí un poco mas personal.
Saludos! Que tengas un lindo día...
Es muy impactante el modo con que cuentas cómo la violencia que recibe la protagonista hace que ella misma se vuelva violenta consigo misma y cómo ha de luchar para agarrarse a la vida.
ResponderEliminarHa sido precioso, y muy bien narrado. Me gusta esa mujer valiente, que no se haya amedrentado, que haya luchado hasta el final ^^. Muy bueno tu relato.
ResponderEliminarDeborah, muchas gracias por pasar, a mi la canción me encanta, y el tema es demasiado complejo para tratarlo, pero me lo ha inspirado la canción.
ResponderEliminarPunkie, quería demostrar como la protagonista a pesar de estar destruida, conseguía ser valiente y salir con vida. Me alegro de que te haya gustado. Tienes un nombre precioso.
Santiago muchas gracias por comentar, tb quería expresar eso mismo que has dicho.
Ayumi a mi también me gustan mucho las mujeres valientes, y quería que la protagonista lo fuera.
Muchas gracias a todos por comentar y pasaros, os lo agradezco un montón!!
Uy, al fin llego a tu relato, me he pasado la tarde leyendo a adictos y ha sido genial :-)
ResponderEliminarMe encantó tu relato, está muy bien narrado y además te hace poner en la piel de la protagonista, sentir como los pulmones se llenan de ese nuevo aire donde ya no flotan el dolor o el miedo... Genial.
Te felicito, Hada.
Y gracias por la canciòn, me ha encantado.
Besos!
Luchar por quienes queremos. Me ha gustado mucho tu relato hada, tiene una potente carga de sentimiento. En una palagra : genial-
ResponderEliminarDios, qué pedazo de música... por Dios, se me pone la piel de gallina de la primera a la última estrofa, y tu relato... lo completó como pan al vino..
ResponderEliminarBravo mi Hada:D
¡Hola! Me gusto mucho tu relato :). Gracias por visitarme, te cuidas muchisimo, y adiós.
ResponderEliminarKaruna, Maga, Nyra, Karol y Gise, muchas gracias por pasar y comentar! Yo tb lo he pasado fenomenal leyendo vuestros proyectos. Muchos besos!!
ResponderEliminarCuando hay un motivo para vivir, hay un motivo para luchar y no dejarse hundir por la miseria emocional. Muy bien, enhorabuena.
ResponderEliminarMe encanto la cancion Hada!!!
ResponderEliminary que relato!!
motivador!
me encanto la frase final!!
Que buena, está bkn el tema que tocaste en tu relato, el maltrato a las mujeres y, al final, el femicidio. Ojalá esto algún día acabe, menos mal que yo tengo esposa y no marido jajaja, aunque ella pega bastante fuerte XDDD. Sabes, la canción me llevó inmediatamente al sitio que relataste. Felicitaciones.
ResponderEliminarSaludos~
Holaa!
ResponderEliminarMe ha gustado mucho, sobretodo por esa fuerza que transmite al positivismo y a seguir adelante pese a las adversidades :)
Un besito!
Muchas gracias por pasar Selin, Dreik, Rossiel y albaa. Es un placer que os hayáis molestado en leerme y os haya gustado. Muchos besos para todos!
ResponderEliminarQué buena elección de esa música para ese relato!!Felicidades, es estremecedor la unión de esa música con el tema del maltrato.Es muy importante que ante esa situación se puedan sacar las últimas fuerzas que queden para volver a ver la luz.Y una hija...es un motivo de lo más.Muy bien escrito.Un beso.
ResponderEliminarBuena historia y buen tema. Esta versión de Feeling good la desconocia. Mis preferidas son la de Nina Simone y Michael Buble, pero esta de Muse me ha encantado. Gracias por compartir.
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