Hola!! Os traigo el proyecto de este mes de Adictos a la Escritura, en el que había que escribir un relato a partir de la siguiente foto, elegida por Lissy y que me gusta mucho:
¡BÉSAME!
Apenas pude oír la última frase de Beatrice, ya que toda mi atención se centraba en cómo se acercaba lentamente a la mesa donde estaba apoyado, de forma sigilosa cual pantera. Se suponía que era yo quién tenía que dirigirse a ella, pero su proximidad siempre me abrumaba. Su olor, una mezcla de canela y azúcar tostada, y su piel, suave y delicada con un delicioso color dorado, eran una combinación que me noqueaba. Y qué decir de sus labios, que no tendrían que existir, ¿dónde estaba la censura cuando se necesitaba? Unos labios carnosos y rojizos, como la fruta prohibida que eran, y calientes... Más bien yo los tacharía de ardientes. Cuando estaba a tan solo un centímetro de mi boca, todo mi cuerpo recibió una sacudida anticipatoria, pero yo no me moví ni un ápice. Beatrice posó su tierna boca suavemente sobre la mía, y dejé que con sus labios empujara un poco los míos, abriéndolos, dejándome a su merced. Eso era lo que más me costaba, controlarme en esa situación, pero desgraciadamente no era el momento ni el lugar si no, la hubiese tomado con firmeza de las nalgas, sentándola sobre el escritorio y haciéndole el amor como tantas veces había imaginado. Aparté mis sueños a un lado y dejé que Beatrice continuara con su curiosa exploración. Cuando tuvo mi boca un poco entreabierta, deslizó con timidez su lengua a lo largo de todo mi labio superior, dejando un finísimo rastro húmedo que hizo que se me erizara el vello de la nuca. Para mi deleite, siguió deslizándola con más confianza hacia el labio inferior, pero una voz retumbó estridente rompiendo la magia del momento:
-¡Corten!
Beatrice se separó de mí, sonriéndome levemente. Como odiaba ese momento, cuando la voz de Eddie se alzaba en medio de nuestra “escena de amor”, arrancándonos la felicidad con sus palabras. Bueno más bien arrancándome, porque estaba seguro de que Beatrice no sentía nada por mí. Ella era una excelente actriz desde que tenía cinco años, cuando empezó a hacer pequeños papeles para series de televisión. Incluso anunciando cereales era una diosa. Encima Eddie decía que los besos tenían que ser lo más reales posibles, qué cabrón, yo sí que le iba a enseñar la realidad un día de estos.
- Bueno chicos, creo que la escena ha salido genial, no hay porqué repetirla- se acercó a nosotros, posando una mano en el hombro de Beatrice y la otra en el mío-. Pronto tendremos que dar un salto más en vuestra relación, aunque habrá que hacer escenas visualmente bonitas, aunque se trate de sexo. Nuestro público es adolescente, y no quiero problemas de moralidad.
- Seguro que se te ocurre algo Eddie- Beatrice agitó su largo cabello del color de la miel, rozándome la mejilla-. Ya sabes que Roberto y yo estamos muy compenetrados, no nos cuesta hacer estas escenas.
- Me alegro chicos, la verdad es que lo hacéis genial, ¿verdad Roberto?
- Sí claro- una risita nerviosa se abrió paso en mi pecho, me hubiese encantado poder gritar en ese momento-, es pan comido para nosotros.
Eddie se dio la vuelta, dejándonos allí plantados a los dos, mientras empezaba a inundar el ambiente el ruido del resto de trabajadores del estudio recogiendo. Beatrice me miró con su eterna sonrisa, esa que me hechizaba o que me condenaba a la tristeza si no la podía disfrutar.
- Roberto, se me ha estropeado el coche- me miró con ojos implorantes- ¿me puedes llevar a casa, porfi?
- No sé, es que tengo cosas que hacer- la miré, disfrutando mientras me ponía pucheros y desplegaba sus encantos-. Venga va, pero porque me da pena. Te espero en la puerta.
La dejé en el vestuario, y aproveché para darme una rápida ducha fría, que no consiguió liberarme de la sensación anestesiante que Beatrice provocaba en mí. Cuando salí a la puerta, allí estaba ya ella, resplandeciente, así que nos dirigimos a mi coche. El trayecto hasta su casa era de solo diez minutos, así que decidí que tendría que ir muy lento, para alargarlo al máximo. Se dejó caer en el asiento con confianza, y cuando fui a arrancar, Beatrice alargó su mano, cogiéndome con firmeza e impidiendo que pusiera el coche en marcha. Me quedé paralizado ante la sorpresa. Ella me miró, pero no conseguí distinguir sonrisa alguna en su rostro. Su mirada tenía un brillo oscuro que me hizo dudar. Con un movimiento muy elegante, se inclinó hacia mí, dejando su torso a unos centímetros del mío, pero permaneciendo en su asiento. No conformándose con tal proximidad, pegó su cara a la mía, y con decisión, unió sus labios conmigo. La noté como tantas otras veces en las que nos habíamos besado, suave y dulce, y como siempre hacia, dejé que ella me utilizara a su antojo. Pero su lengua se deslizó entre nuestros labios con decisión, y abrió mi boca introduciéndose en su interior. Y algo tuvo ese beso, pero no me supo como los anteriores, sabía a urgencia y a algo más. Buscó mi lengua y jugó un poco con ella, succionándola apremiante, y acariciándola a partes iguales. Noté como su respiración se aceleraba levemente, y mi corazón empezó a martillear bruscamente en mi pecho. Y en el punto más álgido, cuando me creía que llegaría al Nirvana de un momento a otro, Beatrice se separó bruscamente. Sus mejillas estaban muy rojas, su pecho subía y bajaba en amplios movimientos.
-¿Tú no lo sientes?- su voz se había elevado de forma aguda.
- Yo siento muchas cosas, Beatrice- la miré fijamente, y mi cuerpo se acercó a ella como un imán- ¿Qué sientes tú?
- Necesidad, Roberto, ¿y tú?
Y como si un resorte se hubiera activado en mi cuerpo, me acerqué a ella, cogiéndola de la cintura y arrastrándola a mi lado. Dejé que la pasión me cegara, y cuando comencé a besarla, no existió más mundo que ella y yo, Beatrice y Roberto, y la realidad nunca me había parecido tan de película.
oh..¿te ha tocado mi foto?
ResponderEliminarjajaja..luego me paso con más calma a leer el relato..
por cierto, te he dejado premio en el blog (^_^)
besos:)
Cuanta pasión!! Jajaja.
ResponderEliminarTe quedó genial, muy entretenido y bien narrado, sin mencionar que adaptaste más que bien la imagen ;-)
Besos!
Qué maravillaaa:D
ResponderEliminarTe quedó genial, querida Hada.
Desborda pasión, y el hilo entre el actor y la vida real, tan bien narrado y especial:D
kissess
Genial como han dicho tod@s :P
ResponderEliminarY muuuy pasional
felicitaciones muy buen relato
ha sido genial, muy intenso!!!
ResponderEliminarsaludos
me ha parecido magnífico! (qué suerte, parece que la foto estaba hecha especialmente para ti XD)
ResponderEliminarMuchas gracias a todos!!!! Sois un encanto por pasar a leerlo, muchísimas gracias. Un besazo a todos.
ResponderEliminarfaltaba yo. (^^)
ResponderEliminaroh dios, me ha encantado jajaja..de más está decir que le va como anillo al dedo a la foto...
muy bien hada fotipaldi...te ha quedado genial..
besos:)
¡Hecha pasión por todos los lados!
ResponderEliminarTe sigo. Espero que te pases por el mio.
¡Besos!
Muchas gracias Lissy! La verdad es que la foto me encantó cuando la vi, es muy yo, jeje.
ResponderEliminarY muchas gracias Karlaa, me alegro de que te guste. Me paso ahora mismo por el tuyo. Besos!
Excelente relato, conjuga con el título de tu blog.
ResponderEliminarQué bueno el final! "y la realidad nunca me había parecido tan de película"
ResponderEliminarMe ha gustado un montón el relato. Qué buena dosis de erotismo y romanticismo! Un placer leerlo!
Saluditos